sábado, 28 de noviembre de 2020

EL DOCENTE PARA EL PERSONALISMO

LEE. Martín Eduardo Licón Vargas 

Estudiante de la maestría en Pedagogía

El personalismo definida por García como “la atención a las características individuales de cada educando y la profundización de los estímulos educativos hasta que lleguen a formar en el sujeto los hábitos fundamentales de la persona humana, que se manifiesta en el obrar consciente, libre y responsable” (Hoz, 1993). Tiene sus inicios como sistema en 1841 con el oratorio de Don Bosco que sentó bases prácticas del personalismo, y que por su parte en 1932 Mounier lo hace teóricamente al plasmar su pensamiento en la revista Spirit y es considerado como el padre del personalismo.

Esta corriente dentro del ámbito educativo ha buscado centrarse en el individuo para formarlo íntegramente en todos los aspectos que lo conforman, pero para lograr este acto es trascendente la figura del docente pues tiene un papel fundamental dentro de la aplicación del personalismo. Víctor García (1993) menciona que el docente debe ser optimista al considerar al alumno con sus propios valores, percepciones, conceptos y necesidades, pues este debe tener una relación personal y dialogante que permita el desenvolvimiento libre del educando, en un ambiente de reflexión donde el alumno pueda decir, pensar, sentir y hacer pero que exige al docente un compromiso y apertura a las necesidades del individuo.

Por otra parte Don Bosco (2012) plantea que el docente debe desarrollar el personalismo o su sistema preventivo en la asistencia con una presencia cercana, constante, accesible y propositiva por parte del educador pues esta no debe pesar en el alumno sino en el docente porque cansa, es visto como una padre, maestro y amigo capaz de generar ambientes educativos sanos. El profesor debe centrarse siempre en sus estudiantes y convencerse de que todo joven puede lograr lo que se proponga y encaminarse hacia el desarrollo de sus potencialidades. Una de las claves de la buena aceptación del personalismos salesiano entre los jóvenes es que el asistente supone una amorosa vigilancia que hace que el individuo se sienta amado y ame.

Como se observó para el personalismo el docente debe desarrollar ciertas habilidades que le permitan poner en práctica esta propuesta, además que exige dar un poco más en el acto educativo, pero que da resultados que favorecen la educación integral del individuo, corresponde generar ambientes de libertad y reflexión entendidos en la razón donde se prevenga que el joven cometa errores y que sus características positivas se desarrollen y estas se potencialicen. Esta es una propuesta que puede responder a diversas problemáticas que enfrentan los alumnos  pues como lo menciono Don Bosco será el docente un padre amoroso que guía y aconseja.

Referencias

Bosco, S. J. (2012). El sistema preventivo en la educación de la juventud. Alcalá: CCS.

Hoz, V. G. (1993). Sobre los variados reflejos de la educación personalizada. Cuadernos de pensamiento 8, 9-15.

Mounier, E. (1972). El personalismo. Buenos Aires: EUDEBA.